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Fórmulas para calcular las emisiones de carbono: ¿cómo elegir la mejor?

11/9/2024
8 min.

En los últimos años, el concepto de sostenibilidad ha pasado de ser una tendencia a convertirse en un requisito vital en el mundo empresarial. Las empresas, sobre todo las que operan en sectores intensivos en recursos, se enfrentan a una presión cada vez mayor para controlar, informar y, lo que es más importante, reducir sus emisiones de carbono. Esta atención a la sostenibilidad está impulsada por una combinación de normativas gubernamentales, la presión de consumidores e inversores y una creciente concienciación sobre la necesidad de mitigar el cambio climático.  

En este contexto, calcular las emisiones de carbono es fundamental para desarrollar estrategias eficaces de descarbonización y crear un impacto positivo en el medio ambiente.  

En este artículo, exploramos las principales fórmulas para calcular las emisiones de carbono, sus aplicaciones y limitaciones, y le orientamos para que elija la más adecuada para su empresa.

La urgencia de medir las emisiones de carbono

Antes de profundizar en las fórmulas, es esencial subrayar la importancia de medir las emisiones de carbono. Medir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) - predominantemente dióxido de carbono (CO₂), pero también metano (CH₄), óxido nitroso (N₂O) y otros - es el primer paso de cualquier estrategia de reducción de emisiones. Las emisiones de carbono son el resultado directo de las actividades diarias de las empresas, desde el uso de la energía hasta la logística, y contribuyen significativamente al cambio climático.

Medir estas emisiones con precisión tiene múltiples ventajas:

1) Identificar los puntos calientes de las emisiones: Al medir las emisiones, las empresas pueden identificar las principales fuentes de carbono en sus operaciones, lo que les permite centrar sus esfuerzos en aquellas áreas que ofrecen el mayor potencial de reducción.

2. Cumplimiento de la normativa: Los gobiernos y las organizaciones internacionales imponen cada vez más normas estrictas sobre las emisiones de carbono. Cumplir estas normas no sólo evita sanciones, sino que puede abrir la puerta a incentivos fiscales y otras ventajas.

3. Construir una imagen corporativa positiva: Las empresas que adoptan un enfoque proactivo de la sostenibilidad son vistas más favorablemente por consumidores, socios e inversores, lo que refuerza su reputación y competitividad en el mercado.

4. Acceso a nuevas oportunidades de mercado: con la creciente demanda de productos y servicios de bajo impacto ambiental, medir y, sobre todo, reducir las emisiones de carbono se convierte en una ventaja competitiva crucial.

Métodos para calcular las emisiones de carbono

Existen varias metodologías para calcular las emisiones de carbono, cada una adaptada a distintos tipos de organizaciones y objetivos. Elegir la metodología adecuada depende de la complejidad de las operaciones de la empresa, de los recursos disponibles para recopilar y analizar datos y de los objetivos de sostenibilidad que se quieran alcanzar.

1. Fórmula básica: GEI = Actividad x Factor de emisión

La fórmula más sencilla y utilizada para calcular las emisiones de carbono es:

GEI=Actividad×Factor de emisión

Este enfoque básico es útil para las empresas que acaban de empezar a medir sus emisiones y necesitan una estimación rápida y sencilla. La fórmula puede aplicarse a distintos tipos de actividades, como el consumo de energía, el uso de combustibles fósiles o el transporte.

  • Actividad: Se refiere a la cantidad de recursos utilizados o al nivel de producción. Puede medirse en kilovatios-hora (kWh) en el caso del consumo de electricidad, litros de combustible, kilómetros recorridos por una flota de vehículos o toneladas de materiales procesados.
  • Factor de emisión: Se trata de un coeficiente que indica la cantidad de emisiones de GEI asociadas a cada unidad de actividad. Los factores de emisión suelen proporcionarlos organismos oficiales, como la Agencia Internacional de la Energía (AIE), y varían en función del tipo de recurso utilizado y de la región geográfica.

Ejemplo práctico: Una empresa que consuma 20.000 kWh de electricidad al año, en una región en la que el factor de emisión de la electricidad sea de 0,233 kg CO₂/kWh, calculará sus emisiones del siguiente modo:

GEI=20.000 kWh×0,233 kg de CO₂/kWh=4.660 kg de CO₂.

Ventajas:

  • Sencillez: Esta fórmula es fácil de aplicar y no requiere datos detallados ni complejos.
  • Accesibilidad: Es adecuada para las empresas que están empezando a medir sus emisiones y necesitan una herramienta sencilla y rápida.

Limitaciones:

  • Precisión limitada: No capta todas las fuentes de emisión, especialmente las asociadas a operaciones indirectas o complejas.
  • Escalabilidad: puede no ser suficiente para empresas con operaciones diversificadas o para las que buscan un análisis detallado del impacto ambiental.

2. Fórmula detallada: GEI = ∑ (Uso de energía x Factor de emisión)

Esta fórmula es una ampliación del planteamiento básico y resulta especialmente útil para las empresas con operaciones más complejas que utilizan múltiples fuentes de energía o tienen varias líneas de producción. La fórmula se aplica individualmente a cada fuente de emisión y luego se suman las emisiones totales para obtener una imagen completa.  

GEI=∑ (Uso de la energía×Factor de emisión)

Ejemplo práctico: Una fábrica que utiliza electricidad, gas natural y gasóleo puede calcular sus emisiones totales del siguiente modo:

Total GEI=(Electricidad en kWh×Factor de emisión)+(Gas natural en m³×Factor de emisión)+(Gasóleo en litros×Factor de emisión)

Si la fábrica consume 10.000 kWh de electricidad, 5.000 m³ de gas natural y 1.000 litros de gasóleo, con unos factores de emisión respectivos de 0,233 kg de CO₂/kWh, 1,94 kg de CO₂/m³ y 2,68 kg de CO₂/litro, las emisiones se calcularían como sigue:

GEE=(10.000×0,233)+(5.000×1,94)+(1.000×2,68)

GEI=2.330+9.700+2.680=14.710 kg CO₂

Ventajas:

  • Detalle y precisión: Permite un análisis más detallado y preciso, captando las emisiones de diversas fuentes de energía.
  • Flexibilidad: Adecuado para empresas con múltiples líneas de operaciones o diversas fuentes de emisión.

Limitaciones:

  • Complejidad: Requiere datos más detallados y específicos, lo que puede suponer un reto en términos de recopilación y gestión.
  • Uso intensivo de recursos: puede ser más difícil de aplicar si no se dispone de sistemas adecuados de gestión de datos.

3. Huella de carbono del producto

Este enfoque es más exhaustivo e incluye el cálculo de las emisiones de carbono a lo largo del ciclo de vida de un producto, desde la extracción de las materias primas hasta su eliminación o reciclado. Este método se conoce como Análisis del Ciclo de Vida (ACV), y permite a las empresas no sólo medir las emisiones asociadas a la producción, sino también las que se producen a lo largo de la cadena de suministro y durante el uso del producto.

Ejemplo práctico: Consideremos una empresa que fabrica botellas de plástico. La huella de carbono del producto incluiría las emisiones asociadas a:

  1. Extracción de materias primas: Las emisiones generadas durante la producción del plástico utilizado en las botellas.
  1. Transporte de materias primas: Emisiones relacionadas con el transporte de plástico a la fábrica.
  1. Producción: Emisiones procedentes de la energía utilizada en las máquinas para moldear las botellas.
  1. Distribución: Emisiones procedentes del transporte de las botellas producidas hasta los puntos de venta.
  1. Uso del producto: Aunque en este caso es mínimo, algunos análisis incluyen el uso del producto por parte del consumidor.
  1. Fin de vida útil: Emisiones asociadas a la eliminación o el reciclado de botellas después de su uso.

Ventajas:

  • Enfoque integral: Ofrece una visión completa de las emisiones de carbono a lo largo del ciclo de vida del producto.
  • Identificación de reducciones a lo largo de la cadena de valor: Ayuda a identificar oportunidades para reducir las emisiones en las distintas fases de la cadena de valor.

Limitaciones:

  • Extremadamente complejo: requiere un análisis detallado y una cantidad significativa de datos a lo largo de toda la cadena de suministro.
  • Recursos elevados: puede resultar caro y llevar mucho tiempo, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas, que quizá no tengan capacidad para realizar análisis tan detallados.

4. Protocolo de GEI: un enfoque exhaustivo y normalizado

El Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol) es una de las normas más reconocidas internacionalmente para calcular y gestionar las emisiones de GEI. Desarrollado por el Instituto de Recursos Mundiales (WRI) y el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD), este protocolo proporciona un marco completo para que las empresas midan y gestionen sus emisiones. El Protocolo de GEI divide las emisiones en tres ámbitos, lo que ayuda a clasificar las distintas fuentes de emisiones:

  • Alcance 1: Emisiones directas procedentes de fuentes que son propiedad de la empresa o están bajo su control. Por ejemplo, combustibles quemados en calderas, hornos o vehículos pertenecientes a la empresa.
  • Alcance 2: Emisiones indirectas asociadas al consumo de electricidad, vapor, calefacción y refrigeración adquiridos por la empresa. Estas emisiones se producen en la instalación que genera la electricidad, pero se atribuyen a la empresa que consume la energía.
  • Alcance 3: Emisiones indirectas que se producen en la cadena de valor de la empresa, incluidas las emisiones asociadas a la compra de materias primas, el transporte, los viajes de negocios, los residuos e incluso el uso de los productos por parte del consumidor final.

Ejemplo práctico: Una empresa manufacturera puede calcular sus emisiones de la siguiente manera:  

  1. Alcance 1: Emisiones de los vehículos de la flota de la empresa, los procesos industriales y el consumo de combustible en las instalaciones.
  1. Alcance 2: Emisiones asociadas al consumo de electricidad en fábricas y oficinas.
  1. Alcance 3: Emisiones derivadas de la logística y el transporte de mercancías, los viajes de negocios de los empleados e incluso el uso de productos por parte de los consumidores.

Ventajas:

  • Norma internacional: ampliamente aceptada y utilizada por empresas de todo el mundo, lo que facilita la comparación y notificación de emisiones.
  • Desglose exhaustivo: Permite a las empresas tener una visión completa de sus emisiones, incluidas las que no son inmediatamente visibles o fáciles de medir.

Limitaciones:

  • Aplicación compleja: Requiere un compromiso importante en términos de recursos, tanto financieros como humanos, para recopilar y analizar los datos necesarios.
  • Formación necesaria: Las empresas pueden necesitar formación especializada para aplicar correctamente el Protocolo de GEI.

Elegir la fórmula adecuada para su empresa

La decisión sobre qué fórmula o metodología utilizar depende de una serie de factores específicos de la empresa. Exploremos los principales criterios que deben guiar esta elección:

  1. Objetivos de la empresa: Si el objetivo principal es simplemente cumplir la normativa medioambiental básica, puede bastar con una fórmula más sencilla como Actividad x Factor de emisión. Sin embargo, si la empresa desea desarrollar una estrategia de descarbonización detallada e identificar áreas específicas para la reducción de emisiones, se recomiendan métodos más complejos como el GHG Protocol.
  1. Complejidad de las operaciones: Las empresas con operaciones sencillas, como una sola oficina o una pequeña tienda, pueden beneficiarse de un enfoque básico. En cambio, las empresas con varias fábricas, una gran flota de vehículos o una cadena de suministro global pueden necesitar enfoques más detallados, como el análisis del ciclo de vida del producto o el GHG Protocol.  
  1. Disponibilidad de datos: Algunas metodologías, como el Análisis del Ciclo de Vida o el Protocolo de GEI, requieren una cantidad significativa de datos detallados, que no siempre están disponibles o no son fáciles de recopilar. Las empresas que aún no disponen de sistemas sólidos de gestión de datos medioambientales pueden empezar con enfoques más sencillos e ir evolucionando a medida que mejoran su capacidad de recopilación y análisis de datos.
  1. Recursos disponibles: La aplicación de metodologías más detalladas puede requerir importantes recursos, tanto de tiempo como de capital humano. Las pequeñas y medianas empresas, que pueden no disponer de los mismos recursos que las grandes corporaciones, deberían plantearse empezar con metodologías más sencillas y menos costosas.

Conclusión

Medir las emisiones de carbono es un paso esencial para cualquier empresa que quiera alinearse con los objetivos globales de sostenibilidad y contribuir a mitigar el cambio climático. Elegir la fórmula adecuada para calcular estas emisiones depende de varios factores, como los objetivos de la empresa, la complejidad de sus operaciones, la disponibilidad de datos y los recursos disponibles.

Aunque las fórmulas más sencillas pueden ser suficientes para las estimaciones iniciales y para las empresas con operaciones menos complejas, quienes busquen un análisis detallado y un enfoque estratégico para reducir las emisiones deben considerar metodologías más completas, como el Análisis del Ciclo de Vida o el Protocolo de GEI.

Independientemente de la metodología elegida, lo más importante es iniciar el proceso de medición y seguir evolucionando la estrategia de sostenibilidad de la empresa. A medida que más empresas adopten estas prácticas, el impacto colectivo será significativo y contribuirá a construir un futuro más sostenible para todos.

Si necesita ayuda en el camino hacia la sostenibilidad de su organización, reserve una reunión con nosotros aquí.

Colaboradores

Bruno Soares

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Consultor de sostenibilidad, Nextbitt

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